Según Adolfo Vásquez Rocca en el arte conceptual las ideas sobresalen de la obra. Es decir, el proceso material es simplemente un recurso más para lograr un concepto. El filósofo sostiene que la verdadera obra de arte es la idea, el arte conceptual es un arte crítico y corrosivo, pues se enfoca en lo mental. En el caso de Claudia, ella desmaterializa el objeto artístico dando pie a una noción intelectual. No obstante, no descuida la parte pictórica, puesto que conjuga las nociones mentales con las composiciones plásticas. De algún modo, la pintora define su trabajo por medio de líneas discursivas que permea en toda la tela. Sus creaciones pueden abordarse desde una lectura teórica o desde una apreciación técnica. En definitiva, el arte de Claudia nos lleva por dos caminos; el plástico y el conceptual. Asimismo, nos deja abiertas infinitas posibilidades de representación de una idea. Para la autora la especulación estética es primordial en sus producciones. El qué tiene más relevancia que el cómo. La artista entiende los temas que imagina y pinta. Sus conceptos quedan manifiestos con un lenguaje formal que cuestiona el estatuto existencial de lo representado. Observar sus cuadros es mirar la concepción de sus ideas más subjetivas. La creadora pretende que sus piezas sean vistas y entendidas a través de caminos no tradicionales, tales como idearios e imaginarios. Su propósito consiste en hacernos comprender el arte como una actividad de pensamiento.